Mientras la guerra comercial de Trump continúa sin un ganador claro, nuestro economista de América del Norte, Marcos Carias, explica cómo les irá en el tedioso juego de esto o aquello a unas elecciones canadienses ahora impredecibles y a una economía estadounidense no tan invencible.
Después de seis semanas de guerra comercial, es hora de que veamos cómo están las tropas.
Canadá: El efecto bandera reanima a los liberales ante un posible cara o cruz electoral
Gran parte de los debates sobre aranceles se han centrado en Canadá, donde los desafíos pueden aumentar dramáticamente (y bajar con la misma intensidad) un martes cualquiera. De hecho, la economía canadiense terminó el año 2024 al alza, con un rendimiento sorprendentemente bueno en el PIB del cuarto trimestre (+2.6 % intertrimestral anualizado) y con la cifra del tercer trimestre también revisada al alza (2.2 % frente al 1.0 % anterior). Por supuesto, todo esto ocurrió antes de la toma de posesión de Estados Unidos y del cambio de administración.
La economía puede comportarse de maneras inesperadas. Por eso, los economistas como yo preferimos esperar a ver las cifras de datos duros (es decir, las que miden hechos concretos de la economía, como la producción industrial y las ventas minoristas) antes de tomar decisiones difíciles, incluso cuando el discurso es claramente bajista (recordemos todas esas predicciones infalibles sobre una recesión en Estados Unidos hace dos años). El problema es que las cifras de los datos duros tienden a tener una demora de entre dos y tres meses. Los indicadores blandos, que suelen ser agregadores de respuestas a encuestas, proporcionan información más puntual y a menudo más prospectiva, pero pueden ser poco fiables a la hora de predecir resultados futuros. Uno de estos indicadores es el PMI manufacturero de S&P global. Cualquier lectura por debajo de 50 significa que la mayoría de los encuestados (gerentes de compras en empresas manufactureras) esperan que las cosas empeoren. En febrero perdió casi 4 puntos, lo que indicó el paso de la expansión a la contracción.


Por lo tanto, la economía canadiense no parece estar desmoronándose todavía. El alcance real de los aranceles aplicados al momento de escribir este artículo (acero y aluminio + bienes que no cumplen con el T-MEC) es, desde una perspectiva macroeconómica, bastante limitado en comparación con las amenazas generalizadas del presidente Trump. El problema, por supuesto, es que el tema de los aranceles sigue en desarrollo y el peso de la incertidumbre continuará en torno a esto.
Se espera que la investigación de los aranceles recíprocos apunte al sector lácteo, históricamente protegido, mientras que la madera y el cobre han ocupado un lugar destacado como objetivos de aranceles específicos del sector. Con respecto a los aranceles generalizados del 25 %, mi teoría es que la administración de Trump quiere probar, poco a poco y mes a mes, para determinar hasta dónde pueden empujar los límites sin dañar la economía estadounidense. Podemos esperar que el statu-quo continúe hasta que los signos de recesión y/o crisis financiera sean más abundantes, o hasta que algo cambie drásticamente en la relación con los líderes canadienses.
A propósito, si este panorama no era lo suficientemente incierto para usted, le alegrará saber que la carrera para reemplazar a Justin Trudeau como primer ministro (PM) canadiense también ha caído en un caos impredecible (gracias a, lo ha adivinado, la guerra comercial). Hace apenas un par de semanas, una victoria conservadora parecía poco más que una formalidad. Desde entonces:
- La ofensiva arancelaria del presidente Trump y sus frecuentes comentarios sobre la anexión de Canadá han ofendido el orgullo nacional canadiense y reavivado el apoyo al Partido Liberal, que ha respondido con mano dura al imponer aranceles de represalia por valor de 42 000 millones de dólares (USD) de importaciones y utilizar un lenguaje muy severo al hablar de Estados Unidos y sus líderes.
- El primer ministro interino y nuevo líder del Partido Liberal, Mark Carney, canceló el impuesto a las emisiones de carbono, un tótem de impopularidad heredado del Gobierno de Trudeau y objetivo favorito del líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre.
- Las encuestas sugieren que el Partido Liberal busca recuperar a los votantes centristas que migraron a la derecha en repudio a Trudeau, pero también a los votantes progresistas más duros del Nuevo Partido Democrático (NDP). El NDP tuvo un papel clave en la caída de Trudeau, al salir de un acuerdo de gobernanza con los liberales el pasado mes de septiembre y dejándolos expuestos a una moción de censura.
Entonces, ¿cuál es mi pronóstico? Simple: puede pasar cualquier cosa.
Se espera que el primer ministro Carney convoque elecciones anticipadas en las próximas semanas. Tanto Poilievre como Carney pueden obtener una mayoría, pero los liberales tienen el viento a favor. La lealtad a los partidos es más voluble en Canadá que, por ejemplo, en el ultracalcificado electorado estadounidense; en una campaña pueden ocurrir muchas cosas. Cualquiera de ellos puede quedarse sin mayoría, por lo que los partidos más pequeños podrían entrar en juego. Si los liberales se adelantan, es probable que se renueve el acuerdo con el NDP, puede resultar en un gobierno minoritario estable (suponiendo que el NDP no desaparezca por completo). El NDP nunca apoyaría a los conservadores, lo que los dejaría dependiendo del apoyo del Bloque Quebequense (BQ). Para los no iniciados, el BQ es un partido regionalista que trasciende el espectro izquierda-derecha al tener la independencia quebequense como principio general. Puede convertirse fácilmente en un hacedor de reyes, ya que actualmente se prevé que obtenga alrededor de 30 escaños parlamentarios. Sin embargo, cuestiona la legitimidad del estado federal canadiense y, por lo tanto, la colaboración con partidos nacionales como los liberales y los conservadores sigue siendo un tabú ininterrumpido. Puedo imaginar un escenario en el que quien prometa ayudar más a la BQ para acercar a Quebec a ser independiente en todo menos en el nombre, obtenga su bendición. Si busca drama, cancele sus servicios de streaming y suscríbase a Canadá.
En cualquier caso, el efecto bandera no desaparecerá pronto. Quienquiera que sea el próximo dirigente del país tendrá un incentivo para mantener la postura desafiante contra Estados Unidos, al menos en el corto plazo. Estaremos en una zona peligrosa donde las cosas pueden escalar más allá de lo que tanto los estadounidenses como los canadienses quisieran, en especial si se acorralan entre sí para demostrar su fuerza. Será un desafío navegar por este conflicto de ida y vuelta, pero si las quiebras y el desempleo se disparan, esperaríamos que el apetito del electorado por la beligerancia disminuya y, por lo tanto, ayude a calmar las aguas. El Primer Ministro de Ontario, Doug Ford, se retractó de sus promesas de restringir las exportaciones de electricidad a Estados Unidos después de que Trump amenazara con duplicar las tarifas al acero y al aluminio, lo que sugiere que hay un límite a lo lejos que los líderes canadienses pueden llegar. En Estados Unidos, hemos visto en el pasado que las declaraciones extremas no necesariamente conducen a acciones extremas (¿recuerdan Corea del Norte?). Si eso cambia… bueno, nos ocuparemos de ese tema cuando llegue el momento. En general, veo una tendencia lo suficientemente bajista en el horizonte como para justificar un fuerte recorte de nuestro pronóstico de crecimiento del PIB de Canadá para 2025, del 1.6 al 0.8.
Estados Unidos: la economía estadounidense puede ser excepcional, pero ¿es invencible? Todas las miradas puestas en el 2 de abril
Por supuesto, para bailar el tango se necesitan dos personas, y sería negligente de mi parte no mencionar los crecientes temores de una recesión en los EE. UU. El equipo de Trump se ha dedicado a enviar mensajes de que “si para la tortilla arancelaria es necesario romper algunos huevos, que así sea”. Pero me sigue dando curiosidad saber hasta dónde están dispuestos a llegar por este camino.
Negar la opinión pública sobre los problemas arancelarios puede dar la impresión de que no están al tanto de la situación. Pero retirar su proyecto estrella también puede crear una imagen negativa para la administración. El patrón que tenemos hasta ahora en América del Norte es que se habla mucho, pero se hace poco. En otras palabras, lo más probable es que tengan un umbral de tolerancia al dolor.
Con aranceles generales del 20 % ya en vigencia para China y probablemente también para la UE el 2 de abril, se esperan dificultades económicas. En conjunto, el comercio con la UE es casi tan grande como el comercio con Canadá o México. Estas acciones han puesto a la economía estadounidense en un camino de estancamiento, o incluso de una pequeña contracción, en el primer trimestre.
Entender los puntos débiles de la economía
Anticipar dónde los aranceles podrían causar más daño y tomar medidas para proteger esos puntos débiles no es fácil. El siguiente gráfico muestra las importaciones estadounidenses procedentes de China, México y Canadá como porcentaje de la producción nacional estadounidense por sector. Cuanto mayor sea esa cifra, más podemos esperar que los aranceles sobre estos países dañen la economía estadounidense.


Si bien los automóviles y los aceros han recibido sus 15 minutos de fama, hay algunos sectores notables que merecen estar en el centro de atención. Los productos textiles, por ejemplo, son un sector en el que Estados Unidos tiene una enorme dependencia de la ropa y las prendas de vestir procedentes de China. A mediano plazo, los productos textiles son relativamente fáciles de diversificar hacia otros países, pero para 2025 eso va a suponer un choque sustancial para los márgenes unitarios. Si el consumo va en descenso y el precio que pagan los mayoristas por la ropa está en aumento… ¿qué queda para a los minoristas? Las tiendas físicas, en particular, ya han sufrido la intensa competencia de los vendedores en línea, y las tiendas boutique en el espacio en línea (muchas de las cuales son proveedoras de los grandes operadores en línea) también estarán bastante expuestas.
En un reciente informe sobre la cifra récord de despidos, se prestó mucha atención a las repercusiones de los recortes del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), pero los despidos en el comercio minorista también representan una parte sustancial del pastel.


Por ahora, no parece que la lucha arancelaria tenga un ganador claro. A medida que nuevos partidos entren en el ruedo, habrá que estar atentos a los vaivenes que puedan provocar un noqueo económico.
Marcos Carias es economista de Coface para la región de América del Norte. Es doctor en Economía por la Universidad de Burdeos (Francia) y realiza un seguimiento frecuente del riesgo país y de las previsiones macroeconómicas para Estados Unidos, Canadá y México. Para obtener más información económica, siga a Marcos en LinkedIn.
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